El horno de don Jacinto Lorenzo Rodríguez, 1958-59
En el barrio portuense de La Charca, junto a uno los barranquillos que vertían sus aguas al conocido como del Señor Adrián, construyó este industrial tinerfeño una fábrica de cal en el segundo quinquenio de la década de 1950. Así lo aprobó el ayuntamiento de Puerto del Rosario y es de los pocos que presentaron plano de la infraestructura.
Recordaremos que por aquellos años "nacía" lo que hemos dado en llamar el "Puerto de la Cal", en el sentido de que desde 1940 se produjo una amplísima demanda de este producto para la obras públicas del mismo Mando Económico de Canarias (1941-1947); y para distinguirlo del "Puerto de la Piedra de Cal", del que por ser de características bien diferentes, hablaremos en otro momento.
La década que ahora nos ocupa fue el tiempo de la Carta Económica Municipal, suscrita por los ayuntamientos de la isla, y se basó fundamentalmente en los aranceles sobre la exportación de cales y yesos y la importación de carbón mineral para quemar en los muchos hornos que por entonces se levantaron por toda Fuerteventura. Se entenderá el riesgo que atisbaron los industriales caleros temiendo una doble fiscalidad al combustible y al producto exportado, tal y como se verificó desde la implantación de los arbitrios insulares desde la creación del Cabildo en 1913.
Jacinto Lorenzo fue uno de los muchos industriales caleros que cambiaron el sentido del intercambio de la economía de nuestro municipio, o al menos combinaron exportación de materia prima y cales elaboradas; el intercambio con las otras islas dejó de ser desigual.