Noticias de un eclipse solar y una península que se abre al mundo desde el sur de Fuerteventura.
Finales de la década de 1950
En una playa tranquila y remota descansan los barquillos después del trasiego...
... y en los aledaños de Morro Jable la empresa Cubiertas y Tejados construye barracones que, para los testigos de la época, más recordaban extrañas naves posadas en medio del desierto...
Morro Jable. Publicada por el colectivo "Recreando Puerto de Cabras" |
La crónica es de Juan José Felipe Lima y las fotos de Momito, Gabriel y Herrera.
Septiembre de 1959, merecen ser escucharlos...
"A las cinco de la mañana cabalgamos a la grupa de un jeep rumbo a Gran Tarajal. Cincuenta kilómetros hacia el sur de la capital de la isla, para participar de otra jornada en que lo científico se mezcla con lo anecdótico en forma de cóctel noticiable. Casillas del Ángel, Ampuyenta, Antigua, Valles de Ortega, Agua de Bueyes, Tiscamanita y Tuineje van pasando a nuestro lado. Son pueblos que comienza a desperezarse a esta hora embrujada del crepúsculo en que todas las figuras tienen una forma extraña y el cielo se va tiñendo de rojo o de verde. El vapor correo está meciéndose en la bahía y el muelle aparece abarrotado de gente. Es el espectáculo de cada viernes.
"El barco ha salido del Puerto de La Luz a las ocho de la noche del jueves y amanece en esta parte de Fuerteventura, dejando atrás a Jandía toda, con el faro y el Morro de Jable, La Lajita , Tisajorey, Tarajalejo y Giniginamar. En algunos de estos valles y junto mismo a la costa, le han visto pasar los expedicionarios de Londres, Sacramento Peack Observatory, High Altitudes Observatory, University of Wisconsin, Nacional Academy of Sciencie, Michigan y Colorado, de EE.UU. todas estas últimas; Cambridge, Madrid y Utrecht. Es la ciencia que espera la llegada del dos de octubre y hora once cuarenta y cinco exactamente. Acontecimiento: Corona Solar. Los que llegan por el barco de hoy son los de la información. El mundo entero está pendiente de este acontecimiento y las naciones envían representantes que se encarguen de recoger en el celuloide las escenas del suceso científico del año.
"El barco – el “León y Castillo”- continua meciéndose suavemente. La bahía de Gran Tarajal está más animada que de costumbre. Las falúas y los botes se disputan la tarea de transportar a los viajeros desde el barco al muelle, porque al muelle de Gran Tarajal (y quisiéramos saber por qué), hace mucho tiempo que el vapor correo interinsular no atraca. Los botes y las falúas conducen pasajeros y maletas, cajones y sacos. Para el pasaje se ha habilitado un asiento corrido a babor y estribor. Sobre el salvavidas se amontonan los paquetes que contendrán las sorpresas que el familiar trajo de Las Palmas o Tenerife. Hoy son portadores de aparatos totalmente desconocidos para la embarcación, para los tripulantes, para el pasajero y para los que esperamos. Sabemos que vienen tres representantes de la televisión alemana y algunos aficionados a la ciencia nuclear; pero nada más. Poco tiempo después pero casi al final del incesante ir y venir de embarcaciones, les vemos subir la escala con su figura inconfundible... El propietario de Jandía ha venido en el mismo barco. Es don Manuel Girona, Marqués de Santa Coloma. Junto a ellos está el arrendatario de Jandía que ha venido a esperarles porque entre los recién llegados hay un doctor alemán, especialista en rayos X, muy amigo. Tres personas más le acompañan. Unos minutos más tarde hacen acto de presencia el Delegado de Gobierno en la isla y el alcalde de Puerto del Rosario. También han venido a recibirles y ofrecérseles. Son días estos en que las autoridades no paran. Las expediciones constituyen su más importante preocupación; y es natural porque representan a Fuerteventura y el nombre de Fuerteventura está en el espacio de todos los mundos. Zarpamos. Una caravana de coches inicia la marcha. Dos kilómetros y un letrero que indica “A Jandía”...
"Algo así como si fuese la ciudad ignorada. Allí comienza la ruta.; pero llega el desierto y, a pesar del pedrapies, a pesar de que la arena ha sido recubierta de piedra plana y achatada (se había empedrado), el coche se menea como un demonio enjaulado. De todos modos llegamos. En el restaurante del Morro, instalado porla Comisión Interministerial , encontramos el merecido descanso. Ya llevamos 70 kilómetros andados y un baño nos hará mucho bien. Por turno entramos en las duchas de agua fresca. Almuerzo pantagruélico a base de macarrones, calamares rellenos y pollo, remojados con exquisito vino de Rioja; y comienza la carla. Hay dificultades, pero Meter G. Westphral, director-jefe de la comisión de televisión, un hombre de recursos y todo se va allanando. En realidad no hay problema, porque se trata de recoger y llevar hasta el teleescucha alemán, a través de las antenas de la emisora de Hamburgo, las imágenes de la instalación de todas y cada una de las expediciones. Le acompañan: Host Nocolaysen, cameraman y Rude Karge, ingeniero de sonido. En el faro volvimos a encontrarlos. No hubo siesta y apenas una hora después ya estaban recogiendo datos de la expedición de Londres. Les atendía el atento astrónomo portugués, profesor de la Universidad de Lisboa, señor Vicente. Estaban en la fase preparatoria, pero todo se andará. Es muy posible que cuando la presente llegue a manos del lector, ya Jandía se habrá incorporado para siempre a la historia televisada...
Rumbo a Jandía... Publicada por el colectivo "Recreando Puerto de Cabras" |
"Algo así como si fuese la ciudad ignorada. Allí comienza la ruta.; pero llega el desierto y, a pesar del pedrapies, a pesar de que la arena ha sido recubierta de piedra plana y achatada (se había empedrado), el coche se menea como un demonio enjaulado. De todos modos llegamos. En el restaurante del Morro, instalado por
Todo el despliegue en torno al eclipse de 1959, respondió a las directrices de la Comisión Inrterministerial aprobada por el Gobierno Español para facilitar el acceso a los científicos, usando como escaparate el sur de la isla, que era lo que, en el fondo, se intentaba publicitar para el turismo.
Los primeros bungalows fueron para directivos de las empresas que promovieron el cambio más importante en el uso del suelo y en la economía de Fuerteventura.
La noticia en el NODO:
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