A mediodía de un martes de la Transición, La Explanada de Puerto del Rosario lucía esta fuente, réplica onírica de la granadina que a alguien se le ocurrió poner allí. En uno de sus muchos cambios de imagen, de este entorno huyeron los leones despavoridos y los vasos secos de aquella estructura se arrinconaron en no sé qué lugar; seguramente al mismo sitio al que se dirigieron aquellos felinos para ahorrarle explicaciones a quien debió darlas en su momento.
Mucho más coherente el actual grupo escultórico rinde homenaje a los fundadores de la ciudad pues, no en vano, en su entorno surgió la ciudad de Puerto de Cabras-Puerto del Rosario junto al embarcadero, en la desembocadura del barranco del Pilón o de Puerto de Cabras.
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